Dentro de nuestra serie de arqueología y arquitectura, hemos sacado un sello dedicado a la Cabaña pasiega todo un ejemplo de arquitectura rural e historia que nos remite a nuestros ancestros y su buen hacer.

Las fuentes clásicas documentan la actividad ganadera de los guerreros cántabros, especialmente en las tres villas pasiegas. En el siglo XI, la donación de tierras y bosques al monasterio de San Salvador de Oña menciona los Montes de Pas y las "cabannas" para el ganado. Estas cabañas, inicialmente frágiles y de madera, evolucionaron a estructuras de piedra y madera con techos de pizarra, combinando vivienda, establo y pajar.

La construcción de las cabañas pasiegas sufrió un proceso evolutivo, adaptándose a las necesidades ganaderas y mejorando en funcionalidad y confort. Este modelo se consolidó gracias a la habilidad de maestros canteros, especialmente de la Merindad de Trasmiera. La incorporación de la raza frisona en el siglo XIX también impulsó cambios estructurales para acomodar a estos animales más grandes.

Manuel Guazo Calderón, reconocido paisajista cántabro, capturó en su obra "El Molino de Vega de Pas" la interacción entre naturaleza y arquitectura pasiega, destacando por su técnica y habilidad para reflejar la luz y los colores del paisaje pasiego. Su trabajo se inscribe en la tradición de la Escuela Montañesa de Paisaje, junto a otros grandes maestros de la región.

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